Esta exposición comprende cuatro miradas que hacen uso del lenguaje fotográfico para expresar aquello que no se puede decir con palabras.

En medio de la velocidad característica de nuestro tiempo, y atendiendo responsabilidades ajenas a la fotografía, surgen estas personalidades divergentes que se permitieron pausar para reflexionar, buscar, observar y construir imágenes cargadas de significado.

Naturaleza, formas, colores, bodegones son espejos de cuatro sensibilidades: detallista-inquietante; callado-dispuesto; observador-persistente, alegre-dadivoso. La quinta mirada solamente es una guía que disfruta y promueve la pasión por construir imágenes.

Octavio Acevedo Rubio

SEMBLANZA: Soy Octavio, casado con dos hijos y felizmente con dos nietos. He dedicado con gran gusto 50 años a mi profesión de dentista, adoro la música, especialmente la clásica, me encanta viajar y disfruto enormemente la comida, el vino y la sobremesa con la familia y los amigos. Quiero llegar a ser un fotógrafo profesional.

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Eres imponente, te admiro, te disfruto y te respeto.

Te veo y no doy crédito a tanta belleza, tu ruido imponente, tu olor maravilloso,

tus diferentes colores y tu profundidad.

Te reto pero me das miedo, mucho miedo, mejor te entiendo y gozo contigo.

Adoro tu infinito.

¡Eres maravilloso!

Emilio Fragoso

SEMBLANZA: Originario de la Ciudad de México. Entusiasta de la fotografía desde hace unos veinticinco años. Tengo una carrera de más de treinta años en el sector financiero.

He tomado clases privadas de fotografía con la fotógrafa profesional de la Escuela Activa de Fotografía, Irlanda Orrostieta Díaz, quien es actualmente docente en el Diplomado y especialidad de la propia Escuela y expositora principal en esta exposición.

También he tomado clases privadas con el fotógrafo profesional e impresor Rodrigo Navarro, quién es egresado de la Academia de Artes Visuales AAVI. Actualmente dirige su propio estudio en el centro histórico de la CDMX, Estudio RN. Rodrigo es el impresor de las piezas que presento.

Practico la fotografía construida, la fotografía modificada y el street photography, básicamente en color. Me gusta combinar la realidad fotográfica con la ficción para realzar formas y colores como las fotografías que muestro aquí.

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Se nos presentan sin pudor, son lascivas, se te ofrecen sin recato, te seducen, nacidas sinvergüenzas, son laxas, lánguidas, con engañosa lasitud así se nos presentan las formas y colores que nos cautivan. Estirpe desnuda.

Creadas para el gusto hedonista por alguien que le juega al Dios. Las formas y colores que nos cautivan no están por doquier, ni son todas las que percibimos. Estas son especiales, son las graduadas con honores por la Creación por su belleza. Se rigen por leyes Darwinianas.

Dialogan poco y rápido, en cambio se muestran con lentitud y sigilo como frutas jugosas que nos tientan, desde sus pedestales, invitándonos a ser consumidas, poseídas con ese placer instintivo que viene de nuestro animal.

Te quieren para si, tu atención es su aire y tu adulación su bálsamo. Buscan tu predilección, tu adoración, el mejor escenario, el lugar estelar en la pasarela de las formas y colores. No te desvíes búscalas siempre a ellas y nada mas que a ellas, así lo piden, así lo exigen en su mandato fundacional. Tómalas, cómpralas, róbalas. Estirpe divina y maldita.

La fragilidad, la fugacidad no tienen relevancia para ellas, la tiene la exhibición de los atributos, desvelar los cuerpos para ser admirados, cautivantes formas y colores para las almas devotas de la belleza.

Ya se ha dicho, vivimos bajo su tiranía, la Tiranía de la Belleza. Cada quien la busca de diferente manera y la encuentra en las mas variadas expresiones pero siempre hay forma y color. Cada quien vive con el yugo a su manera, parecemos condenados a vivirla sin remedio. Tóxica relación que nos dura la vida. Estirpe Tirana.

Y así las formas y colores que nos cautivan nos llaman a la misa de su consagración, arrodillan a sus fieles, les humillan la cabeza y los bendicen con su presencia.

Al final descubrimos que es la propia vida la que nos las presenta. Nos las induce como psicotrópico, se sirve de nuestra debilidad, de nuestras ganas de sobrevivir, de trascender. Lluvia de oro que nos trastoca y que nos hace reconocer que llega la vida, esa la gran seductora.

Las formas y colores que nos cautivan nos someten, nos dominan, nos doblan y nos rinden. Excluyen lo que no encuentran a su altura estética. Estirpe déspota.

Yo me he rendido una y mil veces más, no hay remedio, no veo salida, no la busco, aquí una muestra.

Fabrizio López Gallo Dey

SEMBLANZA: Vi la luz hace más de medio siglo en el Distrito Federal. Como muchos otras personas, desde que me acuerdo ha habido una cámara cerca de mí, fotos familiares y de viajes. Mi primera cámara en serio fue un regalo de mis padres al cumplir 15 años. Ahí comenzó la exploración y cierto aprendizaje empírico. Cuando tuve que decidir qué estudiar, opté por lo más fácil para mí: Actuaría.

Unos años después de que comencé la universidad mi cámara se rompió y no volví a tener otra hasta el posgrado, otro regalo de mi cuñada. Nunca dejó de gustarme la foto, la pintura, la lectura de códigos y significados, el misterio a develar, interpretar o inventar. Después vino la pandemia y ya con un equipo digital me inscribí a un curso de foto en la mítica Escuela Activa de Fotografía. Comenzó un nuevo viaje de descubrimiento y conocimiento, de vías nuevas de expresión. Y aquí estamos, trabajando en riesgos macrofinancieros desde hace 27 años y tomando fotos.

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¿Qué vemos? Lo que es o lo que percibimos, lo que creemos o lo que construimos, lo que nuestras limitaciones nos permiten. Percibimos con los ojos pero vemos con la mente. Sentidos, sensaciones, construcciones y conclusiones. Una historia que compone y novedades que han de procesarse. Composiciones que no son las mismas para todos… o sí… ya que muchas veces caemos en las mismas trampas cognitivas… en los mismos espejismos… en las mismas ilusiones… somos diferentes pero hay algo común… algo humano en todos… algo que la evolución nos dejó como subproducto de otros mecanismos. Los colores no son los mismos aunque la luz reflejada sobre ellos lo sea, aunque las longitudes de onda tengan la misma frecuencia, mi verde no será nunca el verde de alguien más pero podemos entendernos al hablar de la gama de verdes del aduanero. En este viaje sensorial e interpretativo los receptores pueden comenzar a fallar, si el inexorable paso del tiempo, de la herencia o de la suerte se entromete como un velo que impide el paso de los cuantos… la distorsión… la diferencia es mayor… la intensidad y la experiencia varían… memento mori y memento vivire… tras cuatro años y medio con un síndrome autoinmune que ha afectado uno de mis ojos hoy más que nunca gozo con ver y de reflejarlo en el sensor o en la película… con la certeza de que esto acabará… no sé si al mismo tiempo que los otros sentidos.

Edgar Ortiz Loyola

SEMBLANZA: Soy académico de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México desde 1996. Con una destacada trayectoria en la innovación educativa, he diseñado laboratorios especializados y modelos de programación que fomentan el aprendizaje autónomo. Fuí Coordinador de los programas de Ingeniería Electrónica y pionero en proyectos como la Maestría en Gestión de la Innovación Tecnológica. He desarrollado múltiples planes de estudio, incluyendo Ingeniería en Ciencia de Datos. He liderado iniciativas como el “Bootcamp de Innovación” y he impartido conferencias sobre innovación en diversos foros académicos y empresariales.

Mi viaje fotográfico comenzó como una influencia de mi padre, pero se consolidó en 2007, durante un año sabático en Nueva Zelanda. Desde entonces, la fotografía de paisajes y de animales salvajes me ha apasionado, convirtiéndose en mi herramienta para explorar, expresar la belleza y la complejidad de la naturaleza. A través de las imágenes que logro capturar, intento comunicar y compartir con los demás, mis pensamientos, emociones y reflexiones ocultas.

“When words become unclear, I shall focus with photographs. When images become inadequate, I shall be content with silence.” -Ansel Adams

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Cada fotografía se convierte en un medio para explorar nuestra dualidad, revelando los matices entre lo que elegimos mostrar y lo que permanece en las sombras de nuestro interior.

Busco capturar momentos que me atraen, donde la composición del espacio resuena en mi interior. Sin embargo, es solo después de tomar y revisar la imagen que descubro los contrastes y ambivalencias que emergen. ¿Qué impulsa la decisión de presentar algunas fotos en blanco y negro mientras que otras estallan en color? ¿Qué revelan las imágenes nítidas en contraste con las difusas? ¿Cómo se manifiestan las diferencias entre un paisaje y su reflejo?

A través de estas fotografías, busco expresar y comprender cómo la luz y la sombra nos definen, ofreciendo una ventana a la complejidad de nuestra experiencia en el mundo.

Irlanda Orrostieta Díaz

SEMBLANZA: Nací en Ciudad de México. Hace veintinueve años tuve mi primer acercamiento a la fotografía. Estudié la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y la carrera Técnico en Fotografía en la Escuela Activa de Fotografía. He cursado talleres en Florencia, Barcelona y Ciudad e México. La fotografía estenopeica, bajo la tutoría de Carlos Jurado determinó mi persistencia y continuidad. He participado en varias exposiciones en la CDMX. Hace diecinueve años comencé la docencia que abarca técnicas antiguas, imagen digital y procesos de impresión.

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Todos en algún momento nos rompemos. ¿Acaso es el tiempo, la fragilidad, los sucesos? No podemos evitarlo. Y la verdad es más un sentir que un pensar. Si lo pienso me gusta hacerlo como los japoneses: Algo roto tiene historia y por lo tanto belleza para ser mostrada (wabi-sabi= la elegante belleza de la humilde simplicidad – el paso del tiempo y el subsiguiente deterioro ). Es símbolo de transformación y adaptación. Algo roto adquiere su valor en el proceso de reparación o unión que se hace con resina de árbol y polvo de oro, metal lleno de simbolismo y valor. (Kintsugi=reparar con oro)

Fragmentarse es una parte inherente de toda naturaleza.